Era una rosa morena
con los labios de coral.
Para quitarse las penas
cantaba y cantaba
por la madrugá.
¿Qué tienes en la mirada,
Maruja Limón,
que miras desconfiada,
Maruja Limón?
A saber de tu ceguera,
con esa cara.
Amarilla y con ojeras,
qué pena me das.
Ya te he dicho muchas veces,
Maruja Limón,
que ese hombre me parece
palomo ladrón.
Como no pongas cerrojos
en tu corazón,
van a ser fuentes tus ojos,
Maruja Limón, Maruja Limón,
Maruja Limón, Maruja Limón.
Tiene brillantes por cientos
y esmeraldas un sinfin.
Pero por mor de aquel cuento,
los hombres le cantan
por el Albaicín:
¿A dónde fueron tus cantares,
Maruja Limón,
y tu blusa de lunares,
Maruja Limón?
Que te pones terciopelo
en vez de percal
y no llevas en el pelo
ramitos de azahar.
Estribillo, 2 veces:
No me hiciste lindo caso,
Maruja Limón,
y ahora vas pasito a paso
a tu perdición.
Por no haber puesto cerrojos
en tu corazón,
ahora son fuentes tus ojos,
Maruja Limon, Maruja Limón,
Maruja Limón, Maruja Limón.