El sólo hilo de un gran tapiz
aunque brille de verdad,
si no está tejido, no conoces
su finalidad.
Y la piedra que en la cima está
de la gran montaña no es
ni será más importante
que las piedras que hay
al pie.
Si quieres saber si es de algún valor
tu vida y tu ser,
con tus ojos de hombre no lo verás;
siempre debes mirar
con la mirada celestial.
Un lago de oro en la arena no es
mejor que un manantial
y para la oveja, su pastor
a un rey se puede comparar.
Y si un hombre pierde su poder,
¿pierde, acaso, su valor?
o tal vez vive un nuevo
y más puro renacer.
¿Y cómo valoras a un ser cabal
por lo que tiene o da?
Nadie puede medir lo que él valdrá.
Respuestas habrá;
respuestas tendrás al intentar
ver con la mirada celestial.
Vivir compartiendo con ilusión
tu gozo y tu amor
le da a lo que tienes
su auténtico valor.
No hay vida que pueda escapar aún
de los vientos del azar.
Tus pasos tan inseguros son,
pero al fin podrás danzar,
pero al fin podrás danzar.
¿Y cómo juzgar lo que un hombre es
por lo que construyó?
Con tus ojos de hombre no lo verás.
El señor dirá
debes mirar
debes mirar
con la mirada celestial.