Corre la fría noche buscando el calor del día
y el silencio se desmonta en un momento.
Advierten negras nubes que el sol hoy no madrugue
y puede que la lluvia esté presente.
Se despierta la gente, su ajetreo y su rutina
y a la vuelta de la esquina, amanece.
Saluda la mañana y las calles se acicalan y el trasiego de la vida nos ofrecen.
Avenidas invadidas por motores con sus ruidos, sus olores y adelantos.
Otro atasco, otro percance, otro borde, otra obra y otro ¿dónde coño aparco?
Abandonan sus barrios los hijos del salario a montar el escenario de a diario.
Se cuajan las aceras, se desgastan y se operan y abren mil trincheras entre andamios.
Y crece el reino del acero y el cemento y el asfalto brota rápido en el campo.
Otro árbol derribado por el progreso junto a un nido de chabolas de extrarradio.
Y vallas de publicidad que siempre nos venden algo
Y otro centro comercial pa dar abasto
Basura para aburrir, producto del gasterío y en el río, tos los peces llevan casco.
Y pare Madrid un montón de sueños para no dormir,
y empieza a rugir el movimiento.
Que ir y venir hay en su piel y en sus adentros, vivir y morir al mismo tiempo..
Y comercio y oficinas y mil putas sin esquinas y la ronda habitual de los maderos.
Turistas, pa los artistas del timo y el trapicheo
y, en el barrio de Lavapies caben las culturas del mundo entero.
Y pare Madrid un montón de sueños para no dormir,
Sueños p´al de aquí y p´al extranjero.
Y pare Madrid, riqueza, pobreza y todo un sinfín de aventuras y aventureros.
Y pare Madrid un montón de sueños para no dormir
y, sin descanso, corre el dinero.
Y pare Madrid montones de retos que digerir.
Vivir y morir al mismo tiempo.
Y pare Madrid mientras tose el cielo.
Y pare Madrid y ahora silba el viento.
Y pare Madrid.