A veces dudo de tu presencia,
de que me tengas en cuenta.
Entonces se me abre la herida
que me dejó tu partida.
A veces creo que no hay duda
que la distancia nunca dura,
que cuando yo quiera te tengo
y que no darnos es perfecto.
Yo prefiero imaginarte
como el aire que se esconde
tras los árboles de noche.
Imaginarte como antes amándome
tras los árboles de noche.
A veces creo que te invento
para poder seguir viviendo
aunque sea una quimera,
un tesoro en la encimera.
A veces me subo a la mesa
y me parece una cordillera
alrededor el horizonte
del otro lado la tetera.
Me da vueltas imaginarte
como el aire que se esconde
tras los árboles de noche.
Imaginarte como antes amándome
tras los árboles de noche.
Soy tu cintura, tú mi cuerpo.
Mi deseo está en tu piel.
Quizá parezca una estupidez
imaginar lo que sería
besarte en este instante.
Y me peleo porque dicen que
el que algo quiere algo le cuesta
y ese fantasma no me deja
y yo me canso de luchar.
Entonces saco la mía espada
me bato en duelo en Granada
en frente de mi doncella
y gano si me da la gana.