Hace cinco días,
loco de contento,
vivo en movimiento
como un carrusel.
¡Ella, que esperaba
amurarme el uno,
justo el treinta y uno,
yo la madrugué!
Me contó un vecino
que la inglesa loca,
cuando vió la pieza
sin un alfiler,
se morfó la soga
de colgar la ropa,
que fue en el apuro
lo que me olvidé.
(Recitado)
¡Si se ahorca no me paga
las que yo pasé!
Era un mono loco
que encontré en un árbol
una noche de hambre
que me vió pasar.
Me tiró un coquito
y yo, que soy chicato,
me ensarté al oscuro
y la llevé al bulín.
Sé que entré a la pieza
y encendí la vela...
Sé que me dí vuelta
para verla bien...
¡Era tan fulera
que la ví y dí un grito!
Lo demás fue un sueño;
yo me desmayé...
La aguanté de pena
casi cuatro meses,
entre la cachada
de todo el café.
Le tiraban nueces
mientras me gritaban:
-¡Ahí va Sarrasani
con el chimpancé...!
Gracias a que el Zurdo,
que es tipo derecho,
le regó el helecho
cuando se iba a al zar,
y la redoblona de amurarme el uno,
¡Justo el treinta y uno
se la fui a cortar!