Nadie comprende lo que sufro yo,
tanto pues ya no puedo sollozar,
solo temblando de ansiedad estoy,
todos me miran y se van.
Mujer si puedes tú con Dios hablar,
pregúntale si yo alguna vez
te he dejado de adorar.
Al mar, espejo de mi corazón,
las veces que me ha visto llorar,
la perfidia de tu amor.
Te he buscado donde quiera que yo voy,
y no te puedo hallar...
Para qué quiero otros labios
si tu boca no me quiere ya besar.
Y tú quien sabe por donde andarás,
quien sabe que aventura tendrás,
qué lejos estás de mi.