Se ha enredado en tu cabello
un ciclón de mariposas,
te pido que no me olvides
como quien reza a una diosa
y enciendes un cigarrillo,
quién fuera el humo en tu boca.
Enciendes un cigarrillo
y me quemo en cada calada,
cuando te vas se derrumba
el cielo sobre mi espalda,
queda sin sabor la tarde
como la hierba lavada.
Vigilo todos tus pasos
inquieto por si me nombras
y acudo raudo a tu lado
para ahuyentar a las sombras.
Se esconde el sol y te abrazo
y se amontona la ropa.
Detrás de cada arco iris,
detrás de cada milagro,
despierta un gorrión mecido
en el hueco de tus manos.
Te observo mientras te arreglas
y el mundo te está esperando.
Descorro cada cortina,
inútil es despertarte.
Maldigo el sueño que besa
tus ojos hasta tan tarde.
Descansa mi bien, sin prisas;
tú duerme, yo cebo el mate.
Descansa mi bien sin prisas
que la mañana te espera:
medialunas en la cama
y en la sonrisa una estrella.
No caben todos los besos
en esta corta chacarera.
Se ha enredado en tu cabello
un ciclón de mariposas.
Sales radiante a la calle
y la ciudad se transforma.
Caminas y las aceras
se deshacen gaseosas.
Detrás de cada arco iris,
detrás de cada milagro,
despierta un gorrión mecido
en el hueco de tus manos.
Te observo mientras te arreglas
y el mundo te está esperando.