Gracias a la vida
Gracias a la vida
que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros
que, cuando los abro,
perfecto distingo
lo negro del blanco,
y en el alto cielo
su fondo estrellado,
y en las multitudes
el hombre que yo amo.
Gracias a la vida
que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido
y el abecedario,
con él las palabras
que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano,
y luz alumbrando
la ruta del alma
del que estoy amando.
Gracias a la vida
que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha
de mis pies cansados;
con ellos anduve
ciudades y charcos,
playas y desiertos,
montañas y llanos,
y la casa tuya,
tu calle y tu patio.
Gracias a la vida
que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa
y me ha dado el llanto.
Así yo distingo
dicha de quebranto,
los dos materiales
que forman mi canto
y el canto de ustedes
que es el mismo canto,
y el canto de todos,
que es mi propio canto.
Gracias a la vida que me ha dado tanto...