Llevo penas que no callan
Son las penas que no cesan
Sillas y mesas vacías
Mis amigos no vendrán
La revolución soñaban
Aquí se encendió la llama
Se habló de un mañana
Y el mañana no llegó
En aquél rincón de mesas
Nuevos mundos anhelaban
Y sus voces lo decían
Ahora siento en mí
El grito de la libertad
Fue comunión sagrada
En aquel amanecer sin sol
Perdonadme, mis amigos
Que hayáis muerto y que yo viva
Es la pena de mi alma
Pena que no cesará
Vuestros rostros no me dejan
Y las sombras me persiguen
Sillas y mesas vacías
Donde no se sentarán
No me preguntéis amigos
Si fue vano el sacrificio
Sillas y mesas vacías
Donde no os veré jamás