Los fantasmas de esta ciudad desnuda,
curtida, siempre añil, también pagana,
se niegan a partir con sus promesas
rotundamente heridas o impagadas.
Deslizan con el viento hacia una esquina
el resto que les queda de sus almas
y hurgando en las columnas carcomidas
como indirectamente, evitan que se caigan.
Con el oído atento, siempre escucho sus silencios
dicen tanto que
quiero gritar lo que interpreto.
Mas para no faltarles el respeto
solo plasmo
que están aquí penando cada orgasmo
que en vida
dejaron incompleto.
La gente, bajo su manto de techos
a veces es ?estática milagrosa?.
Soñando sus mañanas o añejando sus desechos
según sus esperanzas peligrosas.
Los fantasmas de esta ciudad desnuda
curtida, siempre añil y hasta pagana,
contemplan en cristales de vidrieras o portales,
como andamos, los fantasmas de mañana.
Con el oído atento, siempre escucho sus silencios
dicen tanto que
quiero gritar lo que interpreto.
Mas para no faltarles el respeto
solo plasmo
que están aquí penando cada orgasmo
que en vida
dejaron incompleto.
Que en vida
dejaron incompleto.
Que en vida
dejaron incompleto.
